miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Qué son las praxias?

Antes de colgar material para trabajar las praxias en mensajes posteriores, he pensado que lo mejor es saber primero qué son y en qué consisten.

Lo primero hay que recordar que es muy importante que el niño posea una agilidad y coordinación de movimientos muy precisa para hablar correctamente.
Y eso es precisamente lo que son las praxias: movimientos organizados, de mayor o menor dificultad, que se hacen para alcanzar un objetivo (en este caso, pronunciar correctamente los diferentes fonemas).
Debido a que en la boca no sólo se realizan actividades relativas al habla, hay que tener en cuenta que la realización más o menos dificultosa de los movimientos podrían involucrar al soplo, la alimentación…
Los ejercicios más comunes que se realizan cuando un niño tiene algún tipo de dificultad en la realización de las praxias, suelen englobar movimientos que incluyen los labios, la lengua, los músculos cercanos a la boca, la mandíbula o el velo del paladar.
Además, como siempre decimos, cada niño es un mundo, y no pueden realizar los mismos movimientos a la misma edad, y el famosísimo rotacismo es un claro ejemplo.
Para realizar este sonido se precisa una gran agilidad y coordinación de la lengua que, generalmente, se adquiere a los seis años; pero esto no es universal en todos los niños, ya que hay algunos que la adquieren un poco más tarde o, incluso, antes de esa edad.

¿Cómo se practican las praxias?

Para facilitar una correcta articulación es preciso ejercitar y agilizar previamente los órganos que intervienen en la misma. Para ello, lo más fácil es que tanto el adulto como el niño se sienten frente a un espejo; de este modo se podrán observar los movimientos que se realizan y compararlos
Gracias a esta posición, el pequeño podrá ver los progresos conseguidos a medida que adquiere mayor agilidad, coordinación y fuerza en sus músculos, logrando las posiciones que coincidan con los puntos de articulación más importantes.
Es muy importante que al hacer estos ejercicios no intentemos corregirle el fonema mal articulado, sino enseñarle uno nuevo, para que, una vez conseguido, sustituya al defectuoso.
Si hacemos lo contrario, podríamos conseguir que se centre excesivamente en corregir la articulación que tenía mal formada, pensando en las nuevas posiciones que tienen que tomar sus órganos de articulación, creando así una tensión inútil en todos los órganos que tiene que poner en juego.
Los ejercicios de praxias han de ser de corta duración (de dos a tres minutos de duración y con pausas intermedias), para evitar tanto la fatiga muscular como el cansancio y la falta de motivación por parte del niño.
También se harán varias series de repeticiones, ya que así conseguimos las asociaciones necesarias entre el sonido exacto de un fonema y los movimientos precisos de articulación, elaborando así los estereotipos correctos de la articulación de los fonemas trabajados.

Conclusión

Existe una gran lista de praxias para hacer, pero es mejor que sea el profesional que atiende al pequeño quien las facilite, ya que es necesario personalizar estos ejercicios para cada niño al tener en cuenta las diferencias individuales de cada uno, por ejemplo si existe algún problema orgánico (como puede ser el frenillo lingual), ver qué sonido que está alterado…
Y siempre que se hagan los ejercicios de praxias, tienen que hacerse bajo supervisión, ya que es el único modo de que el niño avance de forma adecuada.

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